En Austria, se encuentran uno de los pueblos más bonitos del mundo a orillas de un lago, el lago Hallstätter See, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
En una hora de trayecto en coche dejamos atrás el cielo semicubierto (pero con un cierto encanto) que teníamos en Werfen para meternos en mitad de la tormenta perfecta. Gran parte del trayecto lo hicimos bajo la lluvia y al llegar a nuestro destino ésta no nos abandonó. No voy a negar que se trata de otra cara que muestran las ciudades, pero le quitó mucho atractivo.
Al llegar a Hallstatt, otro tema aparte es el aparcamiento y el alojamiento. Y es que, a pesar de tener sólo 1000 habitantes, lo de encontrar dónde dormir y dónde dejar el coche puede llegar a ser un problema en una ciudad tan turística. Cuando preparábamos el viaje nosotras nos las vimos y deseamos para encontrar un hotel, pensión o guesthouse con una habitación libre… Finalmente (e imagino que debido a una anulación en el momento que estábamos mirando) encontramos una habitación en la Gasthof Bergfried, un pequeño hotel que además contaba con parking gratuito (¡total!, que matamos dos pájaros de un tiro). Sin embargo, si vuestro hotel no cuenta con zona de parking, no os preocupéis porque hay varios aparcamientos públicos disponibles debidamente indicados (aunque creo que hay que pagar).
Como lo teníamos todo claro, nosotras íbamos a piñón fijo hacia el hotel. Al llegar, hicimos el checking, pagamos el euro que nos pidieron para obtener la clave wifi del hotel, subimos las maletas, cogimos los paraguas, las cámaras y a nos marchamos a recorrer la ciudad.
Según leí, la historia de Hallstatt, ya en la provincia de Alta Austria, se remonta a la Edad del Hierro (7000 años atrás), pues ya en aquel entonces se extraía sal de las minas anexas, lo que hizo que allí se levantara una ciudad a modo de núcleo comercial. De hecho, la gente a la que le guste la arqueología tiene mucho que ver en Hallstatt pues el principal museo de la ciudad, el arqueológico, me comentó mi amiga Calíope que es muy interesante.
Nosotras, dadas las horas a las que llegamos (serían más o menos las 18 h) no encontramos los museos abiertos, pero queríamos descubrir las casitas y estampas del idílico entorno que antes nos habían deslumbrado antes en fotos.
Fuimos caminando a través de la calle Seestrasse hacia el casco antiguo de la ciudad. Desde allí comenzábamos a ver las preciosas casas de la ciudad, adornadas con multitud de flores, a orillas del lago.
Pasamos al lado del Museo Kulturerbe Hallstatt pero, dado que estaba cerrado continuamos la ruta hacia la Markplatz. Una fuente de piedra ocupa el centro de la plaza mientras que en uno de sus esquinas se encuentra la iglesia luterana. que data del año 1861 (momento en el que el Emperador Francisco José I declaró la tolerancia religiosa).
La lluvia comenzaba a apretar y decidimos entrar en el restaurante de un hotel cercano (que contaba con wifi y podíamos dedicarnos a mariposear con el móvil) a tomarnos una cerveza y hacer algo de tiempo por si el clima nos quería dar una tregua.
Cuando parecía que había mejorado un poquito seguimos nuestro paseo en dirección a Pfarrkirche, la Iglesia Católica. Con un estilo románico-gótico, tiene un bonito interior y un alto campanario pero lo más interesante se encuentra en su exterior, en la parte de atrás de la iglesia: el Hallstätter Beinhaus. Se trata de un pequeño osario anexo al, pequeño y altamente poblado, cementerio, que cuenta con cerca de 1200 cráneos y otros tantos huesos. Lo curioso y llamativo de este osario es que todos los cráneos están pintados. Al parecer, dadas las reducidas dimensiones del cementerio, cuando se requería nuevo espacio para enterramientos, se exhumaban algunos cadáveres para hacer hueco en el suelo del cementerio a los nuevos “inquilinos”. Así, antes de colocarlos sus huesos en el osario se les pintaba el nombre para que quedaran identificados. Aunque también lucen otros símbolos (rosas, hoja de roble, laurel o hiedra) paganos. Allí se pueden encontrar cráneos que datan de 1510. La entrada al recinto cuesta 1,50 € (aunque nosotras entramos tras un grupo de asiáticos y, como no había nadie en taquilla, no pagamos nada).
La lluvia volvía a apretar (y esa vez a base de bien) así que, tras visitar la iglesia, decidimos regresar a nuestro hotel callejeando por las calles de la ciudad. Cuando llegamos, cerca de las 20:15 h, el restaurante del hotel ya estaba cerrado (allí cierran a las 20 h y de forma muy estricta) así que, sin cenar siquiera, nos fuimos a dormir.
Ojalá el siguiente día la lluvia nos diera una tregua…
¿Qué otras cosas se pueden hacer en Hallstatt?
- Visitar las minas de sal “Salzwelten” (abiertas desde las 9:00 a las 18:00). Aunque nosotros lo hicimos en Hallein (y será objeto de la próxima entrada) aquí en Hallstat también se puede hacer una visita a sus conocidas Minas de sal. Para ello hay que tomar un funicular y ascender a la colina que, tiempo atrás (en la Edad de Hierro) fue utilizada también como cementerio y donde se han encontrado unos 2000 sepulcros
.jpg)
- Los dos museos de Hallstatt dicen que merecen una visita. El Museo de Prehistoria muestra los artefactos de la Edad de Bronce y tumbas de la Edad de Hierro mientras que el Museo Folclórico (Heimatmusem) muestra hallazgos más recientes
- Se puede realizar un pequeño trekking hasta las cascadas Waldbachstrub, un salto de agua que, en tres caídas, salva unos 90 metros
- A 4 km de la ciudad, en la cercana Overtraun, existen otras cuevas de hielo que también se pueden visitar. Nosotras, que ya habíamos visitado las de Eisriesenwelt, no nos acercamos a conocerlas pero leímos que en verano, se organizan hasta conciertos dentro
- A una hora de camino en coche o autobús se pueden visitar también las minas de sal de Altaussee, conocida como la “montaña de tesoros”, donde los Monument's Men (famosos ahora, a raíz de la película de Clooney) recuperaron más de 6.500 obras de arte que los nazis habían saqueado
Artículo original: http://www.mimaletayyo.com/2014/05/visita-hallstatt-ciudad-lago-austria.html
© Mimaletayyo
