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¿Te atreves a subir al pulpito de Preikestolen, en Noruega?


Al Preikestolen no se puede ir de cachondeo. Sólo escuchar su nombre, que parece sacado de una película de nazis: P-R-E-I-K-E-S-T-O-L-E-N, ya impresiona y no es para menos. Es imponente antes y después.  Hay que tener mucho cuidado, cuando llegas a la cima y mientras caminas en busca del precipicio.  Este pedazo de roca se erige a 600 metros del fiordo Lysefjord en Ryfylke, cerca de Stavanger. En versión bestia, los fiordos los podríamos definir como un puñetazo de Dios sobre territorio nórdico con la mano abierta. De la huella de cada dedo surgió un fiordo. La explicación científica y, por ende, menos romántica, es que se trata de un valle formado por un glaciar, cubierto de agua salada, estrecho y bordeado por empinadas montañas que nacen bajo el nivel del mar. Dos de los tres fiordos más largos del mundo están en Noruega.



Aunque te puedes alojar en algún lugar cercano, lo normal es salir desde Stavargen. Desde allí hay que coger un ferry hasta Tau. Cuesta unos 20€ y tarda unos 20 minutos. Después hay que pillar el bus justo donde nos deja el ferry. Son privados y sólo funcionan durante verano. En invierno hay conexión pero el autobús te deja bastante más lejos, a unos 10 kilómetros del centro de interpretación. Desembolsando otros 20€ te dejan en otros 20 minutos en las inmediaciones del Preikestolen.




Y aquí es donde comienza lo bueno, es un lugar poco accesible y hay que estar medianamente en forma. Hombre prudente vale por dos, así que vamos a advertir a los que vayan a subir de algunas cositas a tener en cuenta.


-Si estás medianamente en forma mejor.- Hay que dejar claro que no es indispensable estar en buena forma física para subir hasta el Púlpito, pero ayuda y bastante. Se trata de un recorrido de 2 horas en el que hay subidas y bajadas sobre piedras y con terreno bastante abrupto. En algunos tramos las cuestas son muy empinadas y requerirán destreza y músculos en condiciones. Si nuestra forma física no es idónea tendremos que pararnos más veces a descansar. No hay problema ninguno, el camino es lo suficientemente atractivo como para parar las veces que haga falta a admirar la naturaleza que nos sale al paso.



-Cuidado con la previsión meteorológica. Una vez comienzas la subida por el Preikestolen camino del Púlpito puede hacerte bueno, malo o regular. El tiempo es cambiante al máximo y los imprevistos están al cabo de la atmósfera. A pesar de esto nunca está de más echarle un vistazo a la previsión y, si es posible, llevar con nosotros algunas de las apps tan útiles que nos muestran el clima en tiempo real. Si al llegar al Púlpito te hace malo y la visibilidad es reducida no te preocupes, ten paciencia porque es posible que abra. Así es Noruega.


-Ligero de equipaje y ropa adecuada.- Hay que llevar ropa de montaña. Sí, como suena. No se te ocurra ir con los tacones o con las zapatilla de deporte de suela plana que resbala más que las cáscaras de plátano en los cómics de Mortadelo y Filemón. Zapatillas de trekking, pantalones a ser posible impermeables, un pluma para el frío y una chaqueta con gorro para la humedad. No lleves la pedazo cámara réflex si no es absolutamente necesario, después de una hora de caminata sobre piedras con grandes desniveles y terreno abrupto, te acabará pesando. Utiliza una más pequeña o el propio móvil. Lleva lo imprescindible en una mochila pequeña, lo más ligero de equipaje posible.




-Bocatas y agua. Entre esos elementos imprescindibles estarán un buen bocata y agua (fundamental) También podemos llevar alguna limonada tipo Aquarius que aporten sales minerales al cuerpo. Una vez arriba, en el Púlpito, es el lugar adecuado para sentarse tranquilamente a admirar el paisaje y si está nublado a ver como la gente hace el verga mientras nos tomamos un buen tentempié. No te olvides de recoger toda la basura bien, que no quede ni un resto.



-Seguir las Ts.-  Este punto se lo he copiado a mis amigos de El Guisante Verde porque saben bastante de este tipo de actividades montañeras, bastante más que yo, por supuesto. La señalización del camino se realiza mediante unas marcas curiosas, que no tienen nada que ver con las que seguramente estaréis acostumbrados a ver. Aquí, el camino a seguir se encuentra balizado con unas marcas rojas en forma de T, abreviatura de Turistforetning. Así que como decía Emilio Aragón en Ni en Vivo ni en Directo, sigue la línea blanca.


-Visita alternativa.- Si después de haber llegado hasta aquí leyendo, viendo las fotos o ambas cosas (me harías muy feliz) y lo que has visto/leido te resulta demasiado cansado, hay otra alternativa de admirar el Púlpito. Puedes alquilar un helicóptero por 4.000 coronas que te da una pasada por el entorno. Es otra manera de apreciar su gran dimensión, desde luego mucho más descansada. En días claros se puede ver kilómetros de agua que atraviesa y presenta sus respetos al Púlpito.


-El púlpito es el final, Preikestolen es todo.- El Preikestolen es todo, incluido el Púlpito.  Por eso, el arduo camino que nos espera hasta llegar a él debe ser un disfrute, en la medida de nuestras posibilidades. Yendo a nuestro propio ritmo tendremos tiempo para ver la naturaleza, observar el paso de otros caminantes o simplemente darnos cuenta de la grandeza de los fiordos. Tranquilo y con buena letra, el camino se hace mejor.



-Hay de todo: Aunque lo parezca no hay un perfil de visitante al Preikestolen. Puedes ver a mayores, pequeños, familias con bebés, niños en edad temprana, perros con amo, ancianos de 90 años…En fin, toda una variedad de visitantes, obviamente depende del estado físico de cada uno y su estado mental.  En algunos maratones he visto más o menos la misma fauna.

-Ir con tiempo.- Calcula bien los tiempos y no esperes a lo último para coger el ferry camino del Preikestolen. Lo primero que debes tener en cuenta es que se necesitan como mínimo 6 horas para completar la visita. 40 minutos entre ferry y bus para llegar a la zona del Preikestolen, 2 horas de subida hasta el púlpito, 2 horas de bajada, y otros 40 minutos de regreso a casa.  Si tenemos en cuenta un colchón de espera entre un medio de transporte y otro nos salen las 6 horas. Este punto es crucial, hay que evitar por todas que se nos haga de noche arriba, y a mí sólo se me ocurre una manera: madrugar.



-Llevar algo azucar.- No es que el azucar nos vaya a hacer bien para recuperar la musculatura ni nada por el estilo, es simplemente que está muy bueno y al llegar arriba después de 2 horas de caminata te vendrá bien comerte algo rico. En Noruega suelen comprar una espece de Kit Kat que se llama Kvikk Lunsj. Es muy utilizado por montañeros e incluso su envoltorio contiene distintos mapas de rutas senderistas.


Preikestolen en Google Maps


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Publicado por Gooyaabi Templates